Doce.

En un momento de dramático frenesí laboral a mí se me ocurrió olisquearme el escote.
Y mis vapores me apaciguaron.

No, es mentira. Esto último es mentira.
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En el coche me descubro sonriendo con Franny Glass: "Emiliano y Juana". Esperad a 2013...

The Deer Hunter

¡¡Joder, Nicky!!

Once.

Todo esto: un berrinche necio, una pataleta anacrónica.
Dios-Detritus, escucha cuánto daño nos ha hecho Joy Division.
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Cuánto me ayuda Bowie, "Quicksand".

Diez.

Puedo renunciar a las falanges, este muñón empuja y rasca.
¿Por qué tuviste que mencionarlo, Omar? Los gusanos de tus gusanos ya eran pulpa cuando yo parpadeaba ante los jackpots frustrados en Macao, bajo los serruchos de la lluvia en Passchendaele.
"No eres" "No estoy" "No es suficiente"
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Por un azar escucho en la radio esa canción: "Dame veneno que quiero morir, dame veneeeno..."

Nueve.

Pero para que yo empiece a vivir, tú debes morir, mascota.

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Escucho "Ballad of a thin man" de Bob Dylan