Un fulano.

Fan de un fulano llamado Dioxadol, hombre, 101 años, Montevideo, Uruguay. Ver: myspace.com/dioxadol

Me gusta su barrio.

Pitch Black.

Sí, me fascinó la jodida película. Y no me dormí con "Jules et Jim" porque el asiento del cineclub era en sí una pesadilla.
No estoy escribiendo nada. Los ojos mandan.

John Garfield.

Stanley, saluda a papá

Dieciocho.

Achille ya existía. Yo ya existía. Mientras merodeaba por aquellos mustios comercios con círculos de sudor bajo mis brazos y sonriendo a la bollería dulce , él caía desencuadernado sobre su camastro. "Me gustaba su barba, sus hombros y sus pestañas". Nunca he escrito nada parecido a cerca de nadie.(cerda mentirosa). "De madrugada se convertía en leña anciana". No sé por qué me relamí cuando levanté el esparadrapo, allí sólo había luz lechosa e hilillos de tinta, ¿sabes?.
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La siguiente canción es "Sunshine everyday" de Swell, pero ellos dicen "Everydaaay suun-shiine"

Diecisiete.

Coño solo, te conozco. De ti no escapa nada. Ni champán. Ni estrellitas. Ni bebés. Ni culebras. Apenas pompas blancas de sepsia.

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Todo lo anterior resulta autocomplaciente pero oh me sigue definiendo

The Reckless Moment

Ni te lo imaginas, padre.

Dieciséis.

Penetro en tu bostezo goteante de cetáceo. Tu garganta me devuelve los trompicones. Los quién-vive en las tinieblas regresan como jinetes detonados, como añicos propulsados desde el estómago de lobos que hubieran expectorado el siglo entero.

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Un automóvil junto a mí arroja a Jeffrey Lee, cenagoso y con mirada amarillenta, sincrética, vudurreica... The Gun Club, no recuerdo el título de la canción!

Quince.

...Pero Deseo es defectuoso.

quelqu'un de coloré

Catorce.

Es un hecho: me confundes con ese reptil raro que escondes en casa y cuyo vientre rascas mientras te abrasas sola soñando con hombres mayores que te persiguen y te pellizcan y te lamen.

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Escucho "Breadcrumb trail" de Slint.

Michael Caine

Pues a mí me gusta Michael Caine.

Lat Den Ratte Kommen in

qué bien que fuí

Trece.

Ola anciana, un simio insatisfacho hundió sus pies en ti, repentinamente arrancado a la luz eléctrica y los papelitos adhesivos, los chillones dispositivos de la apatía y la rabia.

Me encanta mi dibujo del llamado Mono Diana. Sí,lo hice yo.

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Escucho a Hugh Coltman, "Voices"

Doce.

En un momento de dramático frenesí laboral a mí se me ocurrió olisquearme el escote.
Y mis vapores me apaciguaron.

No, es mentira. Esto último es mentira.
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En el coche me descubro sonriendo con Franny Glass: "Emiliano y Juana". Esperad a 2013...

The Deer Hunter

¡¡Joder, Nicky!!

Once.

Todo esto: un berrinche necio, una pataleta anacrónica.
Dios-Detritus, escucha cuánto daño nos ha hecho Joy Division.
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Cuánto me ayuda Bowie, "Quicksand".

Diez.

Puedo renunciar a las falanges, este muñón empuja y rasca.
¿Por qué tuviste que mencionarlo, Omar? Los gusanos de tus gusanos ya eran pulpa cuando yo parpadeaba ante los jackpots frustrados en Macao, bajo los serruchos de la lluvia en Passchendaele.
"No eres" "No estoy" "No es suficiente"
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Por un azar escucho en la radio esa canción: "Dame veneno que quiero morir, dame veneeeno..."

Nueve.

Pero para que yo empiece a vivir, tú debes morir, mascota.

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Escucho "Ballad of a thin man" de Bob Dylan

Ocho.

Dios husmea cada uno de mis cabellos. Escucha, yo ya he cumplido. No deseo saber nada más sobre cebras y leones. Fui incapaz de asesinarte y te abandoné en el desierto, mas las flautas de la fiebre, el tic-tac de las ranas te devolvieron a casa.


Que sea vodka.
Observo el mueble-bar y pienso en el pianococktail.
Y entonces es vodka con It ain't me babe no-no-no, y salta sobre mí como coces y pinchazos de tenedor.
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Ahora no escucho nada, estos novísimos y sofisticados ingenios de reproducción musical no fueron diseñados para mis gordinflones dedos vendados. Ahora guardo silencio.

Siete.

"Ya tiene uno encendido, Sra. Murray"(*)

Aprieto los párpados para no ver esa comida con ojos que escruta mientras es engullida.
Cuando trago, esos globos vigilantes ruedan por mis conductos, siempre alerta, almacenando grasa y datos.
Cuando despierto, percibo la orden: he de vomitar.

...que sea vodka!

Recuerdo la tarde en el bosque. La luz deshilachándose en semillas y aguijones.
Y más tarde, nuestra cena en compañía de las ánimas de la leña, y los ágiles muslos del verano rodeándome.

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(*)Faye Dunaway en Chinatown pide un cigarro, pero ha olvidado que ya tiene uno encendido.
Hoy todo el día con "The Disappearing" de Micah P. Hinson en la cabeza.

Seis.

Achille es el de más baja estatura y usa lentes como Simbad. La barba ulula en el mentón de Vasco de Gama. Stanislav, en cierta ocasión, no se rasuró durante seis semanas.

Aún no sé quién deseo que me toque primero.

(Siempre que conecto a esta película, está Gene Hackman.
Gene Hackman abrazando un maletín.
Gene Hackman descolgando un teléfono.
Gene Hackman instalando un dispositivo de escucha en un retrete.
Gene Hackman salivando sobre un saxofón...)

El dedo caliente restaura otros apremios: comer, orinar, pellizcar un laúd en el terrado, aspirar cigarros, espiar claraboyas. Tengo pechos y labios, tienes yemas calientes, falanges nudosas, colmillos apetecibles. Eres bienvenido.

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Escucho a Lady Day, "It's my man", mon homme, es 10 de diciembre de 1942

Cinco.

Más vieja que los titiriteros, en el circo se rieron de mí:

"Ya tenemos un niño de madera, uno auténtico".

Yo también moriré como una mascota. "Gloria Grahame Gloria qué?"

muñeca con pelos y bultos, las uñas blancas hundidas en el cuero cabelludo coloreado, toneladas de gimoteo fiero, y después tan sólo las negras rodillas emergentes de la durmiente ofélica.

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Escucho "Love Street" de The Doors

Cuatro.

Estoy muy bien.

"No la chupas, no te gusta de espaldas y eres sucia".

Escucho "Du e för fin för mig" de Dungen

Tres.

"Me obligaron a mirar"

A Malabar se dirigieron Simbad y Vasco de Gama.

"Y todos mordieron mi grasa:

los dos, los tres, los cua..."

Tengo miedo. Es la hora de cenar. Algunas personas se han reunido frente a la puerta del Convento, sus sondas se me encaran cuando aparezco, sus dientes brillan, sus pestañas culebrean como deditos, sus cuellos crujen como nueces. Tengo miedo.

El hambre no se detiene.

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Escucho "Les frites bordel" de Thomas Dutronc

"Ni dieu, ni maître, mais des frites, bordel!"

Dos.

Dos personas sobre una motocicleta. Sólo distingo las piernas desnudas de la mujer como una chispa y recuerdo cuando aquello me resbaló por el muslo y exhalé un "ah" de sorpresa, y él entonces dijo: "¿nunca te ha sucedido?" "no", pensé yo, y eché a correr.

Después, una gota titilaba en el suelo de la cocina.

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"Iste mundus furibundus"

Uno.

"Eres como un chico sin cola, un chico sin cola y con tetitas" dijo.

Ya no me gusta la gente tridimensional.
La tormenta me traga con los pájaros y me escupe en la carne de un muchacho agraciadamente desaliñado, que usa lentes y se expresa con solvencia, pero que tal vez haya leído demasiado a Bret Easton Ellis.

Parece que manipularan una res, pero es una persona.
Soy disfraz, bajo tu ojo la fascinación se desfigura como un terrón, y debo viajar para morir.
Ni huelo, ni veo, ni saboreo, aturdida en el eco hiperdesarrollado de mis pasos de latón.

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Escucho "Lady Day" de Richard Swift.